El Butoh traspasa la voluntad de la razón para entrar en el arte del mundo mágico. El Butoh no adopta como método de expresión artística el cubrir el cuerpo con la forma. El cuerpo es de por si forma; captar la forma, haciendo brillar tal como es la fuerza de la vida, su belleza y fealdad, es la base del Butoh.
Etimológicamente el termino viene de «BU» (enterrarse con los pies) y «TOH» (para poder volar con los brazos). Esta idea aporta a Occidente una perspectiva diferente, un punto de vista «donde los pies y las manos se puedan juntar, pero por dentro, no por fuera. Es ir a favor de la gravedad yendo al mismo tiempo en contra. La idea es romper con la «belleza», con la idea del «yo». Es el anti «yo», el anti «show».
Es una meditación activa para liberar al ser interior, prisionero en todos nosotros sin poder expresarse. Tiene movimientos muy lentos, como si cada bailarín antes de dar un paso tratara de oír su voz profunda. Nació después de la Segunda Guerra Mundial, en parte como reacción ante la vista de los mutilados que deambulaban por Nagasaki e Hiroshima. Surgió exactamente en 1959, con la presentación de la obra Colores prohibidos, interpretada por Tatsumi Hijikata y Kazuo Ohno, con textos del poeta Yukio Mishima. La danza butoh tiene influencias de la danza expresionista alemana Neue Tanz, de Grotowski, y de formas tradicionales japonesas como el teatro noh y el kabuki.
El Butoh es una vanguardia que crea, con imágenes de pesadilla, una danza donde los movimientos se eternizan en estampa y los contenidos alcanzan la densidad expresiva de verdaderas esculturas cinéticas.
La transgresión es el distanciamiento, ver el movimiento del cuerpo como algo aparte de uno mismo, a través de un trabajo espiritual. El cuerpo es la expresión en sí mismo, no el vehículo de la expresión. No es meditación pura. El Butoh trabaja con las miserias, los demonios, con la luz. Está en todos, pero hay que tener disponibilidad, es un baile del alma. – Rosana Barra
Hay que despojarse de todos los movimientos habituales; sin ellos uno no sabe cómo moverse, por eso tiene que aguantar y penetrar en el mundo incomprensible. Si uno entiende algo, entonces no es Butoh. – Kazuo Ohno